Para emprendedores: algunas consideraciones sobre la financiación de deudas

El mundo de hoy se hace cada vez más complejo, con cada segundo que pasa. El ámbito de las finanzas, cada vez más diversificado, competitivo y a menudo impredecible, se puede tornar un verdadero dolor de cabeza para todo aquél que quiera enfrentarse a él sin conocer las herramientas adecuadas. Porque, después de todo, a pesar de parecer una ciencia oculta, la economía es algo que nos concierne, nos afecta y nos debería importar a todos los que generamos recursos, bienes, servicios, y participamos de intercambios. Muchas veces, para intentar comprender o manejar asuntos relacionados con nuestras propias finanzas, resulta muy útil acercarse a especialistas en finanzas a través de sus sitios personales, con el objetivo de que nos apoyen con esos intrincados detalles que a muchos se nos escapan. En este artículo hablaremos sobre uno de estos temas, tratando de dilucidarlo en sus aspectos básicos: ¿en qué consiste la financiación de deudas? Empecemos.

Financiación de deudas: conceptos generales

¿Qué entendemos por financiación de deuda? Para participar de un negocio, como todos lo sabemos por ser algo que dicta el sentido común, es necesario que los involucrados, sean personas o empresas, dispongan de un capital para así poder echar a andar el emprendimiento. Muchas veces, este tipo de acción requiere del respaldo de alguna institución financiera que, negociación mediante, decida inyectar parte de este capital. Evidentemente, estas negociaciones determinan ciertas condiciones bajo las cuales las instituciones financieras prestan el dinero necesario para el establecimiento de las operaciones de determinado negocio.

Estas condiciones prevén cómo y de qué forma las partes involucradas en el naciente emprendimiento se comprometen a pagar el capital que el banco aportó: es, como podemos ver, lo que todos conocemos como un préstamo. Cuando los involucrados en un negocio adquieren alguna obligación de préstamo con una institución bancaria, se comprometen a pagar la totalidad del capital aportado por el banco, más los intereses generados, en unas partes y un tiempo total determinados en la negociación previa a la consumación del acuerdo. El acto de pagar la deuda de acuerdo con todas estas condiciones es lo que en el leguaje financiero se conoce como financiación de deuda. Se entiende como una obligación adquirida por escrito, con una serie de penalidades y consecuencias derivadas de su incumplimiento. Es por esto que el tema no puede ser abordado a la ligera si se piensa en emprender un negocio o iniciar este tipo de relación con un banco.

¿Cuáles pueden ser estas consecuencias?

El contraer esta clase de compromisos con los bancos tiene muchas ventas evidentes, que ayudan de gran manera al impulso rápido de todas estas iniciativas. Permiten tener acceso a cantidades importantes de dinero en un tiempo relativamente rápido, que ayudan a iniciar o ampliar las operaciones del negocio. Y esto, sin comprometer en primera instancia el control del negocio, como sí sucedería si, por ejemplo, acudiéramos a un socio capitalista que aportara los recursos a cambio de cuotas de control sobre el negocio.

Sin embargo, estas ventajas vienen con grandes responsabilidades: es necesario comprometerse a cumplir con lo acordado con el banco. Esto, al final, si no se lleva a buen término, puede acarrear que el banco disponga sobre una parte o la totalidad de los activos del negocio, dependiendo de las condiciones en las que se haya acordado el préstamo. Aparte de esto, es preciso tener en cuenta que los pagos sucesivos que se realizan a la institución financiera se hacen en base a las ganancias futuras, por lo que, mientras se cancela el monto total más los intereses, el margen de reinversión o de pagos a los propietarios se reduce significativamente. Palabras más, palabras menos, se trabaja con el fin de cumplir con las obligaciones al banco.

Si se tienen estas cosas en consideración, se cuenta con la asesoría adecuada y se ejecuta una planificación rigurosa, el proceso de financiación de deuda puede terminar resultando positivo para el negocio, dando continuidad a su relación con el banco y generando un vínculo de confianza que facilite futuros procesos de expansión en el emprendimiento.

 

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